RELACIÓN CAUSA EFECTO: ORQUESTA-DIRECTOR
Una partitura musical posee miles de informaciones que el músico ha de tener en cuenta cuando toca. Estas informaciones hacen referencia al tempo, a la dinámica, a la articulación, al carácter, etc.
Una de las obsesiones de los directores noveles es querer marcarlo todo en todo momento; cuando un director va ganando en experiencia reduce considerablemente sus indicaciones: “El máximo resultado con el mínimo esfuerzo”. Decía el Maestro Austriaco Herbert von Karajan que una de las virtudes más importantes de un Director de Orquesta es saber cuando no dirigir y dejar que la orquesta haga música libremente.
Los directores que pretenden dirigirlo todo a la vez convierten su ejercicio en algo frenético y neurótico y lo único que consiguen es molestar a la orquesta, al tiempo que sus interpretaciones son artificiales, mecánicas y aburridas.
El Director experimentado sabe cuál es verdaderamente la información que necesita la orquesta en cada momento para funcionar convenientemente, y cuándo ésta precisa libertad para hacer la música que se encuentra contenida entre las notas. De esta forma, el Maestro ofrecerá sólo las informaciones necesarias, en unos casos referidas al tempo, en otros a la dinámica o a la articulación o al color del sonido, en ocasiones a la instrumentación o a la melodía o al fraseo, etc.
Tomemos en consideración el siguiente ejemplo extraído del segundo Movimiento del Concierto para Flauta y Arpa de Mozart:
Las únicas indicaciones que debería ofrecer el Director podrían ser las siguientes:
- Compás 1: Auftakt Deus para comenzar el sonido mostrando con el gesto, no tanto el momento exacto, sino el sonido que deseamos de las cuerdas.
- Compás 2: Insinuación del Sonido que produce el forte del segundo compás y la perfecta resolución de las semicorcheas de Violín I y Violas.
- Compás 3: Mostrar sólo el momento exacto donde han de empezar las semicorcheas los Violines I y II, dejando que sean ellos mismos los que a modo de grupo de cámara ejecuten todas las semicorcheas en piano, sueltas, con muy poco peso y desvaneciéndose a medida que transcurre el compás.
- Compás 4: Mostrar cuando y cómo han de producir el sonido los instrumentos que intervienen, y cuadrar las fusas de Violines I y II.
- Compás 5: Mostrar la cualidad y el carácter del sonido y frase musicales que comienza, ofreciendo también un gesto claro a los Violoncelos y Contrabajos que entran en la segunda parte.
- Compases 5, 6 y 7: Mostrar la cualidad del sonido y del fraseo melódico-armónico, dejando libremente la expresión a la orquesta.
- Compás 8: Mostrar el piano súbito de la tercera parte del compás proponiendo a las cuerdas unos arcos que posibiliten el efecto sonoro deseado.
- Compás 9: Dejar tocar haciendo música.
- Compás 10: mostrar cuándo y cómo comienzan los grupos de semicorcheas.
- Compás 11: Dejar tocar haciendo música.
- Compás 12: mostrar la cualidad del sonido del forte súbito y las entradas de violas, violoncelos y contrabajos.
Esto y nada más; no hace falta marcar todos los compases, ni todas las entradas..., sólo con lo indicado anteriormente es suficiente. Además, cuando el pulso y el compás están establecidos de manera conveniente tampoco hace falta dirigirlos, sino más bien sería acertado mostrar los elementos musicales importantes contenidos alrededor del mismo pero en otro plano dimensional.
Estas indicaciones que ofrecemos a la orquesta pueden tener una u otra respuesta de la misma dependiendo de múltiples factores: características de la orquesta, número de músicos, técnicas instrumentales, acústica de la sala, etc. En este sentido, nuestros gestos no pueden establecerse de una forma automática sin tener en consideración estos factores: el proceso de hacer música con una orquesta es una actividad recíproca en base a una relación de causa-efecto. El Director ofrece una información y dependiendo de cómo esa información es transformada por la orquesta debemos ofrecer las indicaciones siguientes. Es como un partido de tenis: el jugador A (Director) lanza la pelota al jugador B (Orquesta), en función de cómo éste le devuelva la pelota, el jugador A actuará en consecuencia lanzando un nuevo golpe, y así sucesivamente.
El Director que dirija con gestos predeterminados sin tener en cuenta todas estas circunstancias no estará haciendo música, sino tan sólo demostrando una absoluta ignorancia. Es por esto que nuestras bandas de música, y algunas de nuestras orquestas, tienen al frente como Directores a músicos avispados cuya única virtud es su temeridad y cuya cualidad principal está sólo en marcar los compases de una manera más o menos afortunada. Marcar compases está en la mano de cualquiera; hacer música sólo en mano de muy pocos.
GESTOS ACTIVOS Y PASIVOS
Los gestos que hace el Director no siempre han de ser activos en todo el sentido musical, sino que pueden ser activos en uno o varios elementos y pasivos en otros; intentaré explicarme:
Un gesto puede ser activo en cuanto a pulso, es decir, que muestra a la orquesta una información precisa sobre este elemento musical, pero este mismo gesto puede ser pasivo por ejemplo en cuanto a la dinámica o a la articulación. Otro gesto puede ser activo en cuanto a la articulación pero pasivo en cuanto al pulso, etc.
Desde la perspectiva del pulso, un gesto es Activo cuando define el ICTUS; de esta forma serán activos los Impulsos Motores del tipo MOTUS PERPETUUS, MOTUS PENDULAR, MOTUS IACTUM y MOTUS CREMATUM. Asimismo, un gesto será Pasivo cuando no define el ICTUS y se realiza con movimientos pequeños, inexpresivos y muy circunstanciales.
Los Gestos Pasivos no invitan a la orquesta a tocar ya que carecen de Definición del ICTUS y son muy apropiados para mostrar algunos silencios y también en la Técnica y Auftakts InterIctus que estudiaremos más adelante.
En el siguiente ejemplo musical realizaremos Gestos Activos para Definir los Ictus de la Primera y Cuarta Parte donde se encuentran las negras, mientras que en la Segunda y Tercera Parte realizaríamos Gestos Pasivos muy circunstanciales, es decir, pequeños movimientos inexpresivos a velocidad uniforme sin Acelerar si Decelerar que no definen punto alguno:
Las líneas y Curva de COLOR ROJO indican que hay que acelerar. Las líneas y curvas de COLOR AZUL indican que hay que decelerar. Las líneas y curvas discontinuas de COLOR NEGRO indican que hay que hacer movimiento uniforme pequeño y circunstancial sin acelerar ni decelerar (MOTUS PERPETUUS).
Seguidamente relacionaré algunos de los elementos fundamentales musicales a los que puede hacer referencia el gesto del Director; pues bien, cada gesto del director no ha de llevar implícito todos y cada uno de estos elementos a la vez, sino que el director discriminará aquellos que no son necesarios o imprescindibles para la orquesta, con objeto de poner en relieve aquellos otros que sí pueden serlo.
ELEMENTOS FUNDAMENTALES MUSICALES QUE PUEDE INDICAR EL DIRECTOR
- Sonido
- Pulso
- Alteraciones del tempo
- Dinámica
- Articulación
- Instrumentación
- Cualidad del Sonido
- Fraseo
- Peso Sonoro
- Volumen
- Carácter
- Tensión
- Interrupción del Sonido
- Prolongación del Sonido
- Ritmo
- Melodía
- Tipos de Ataques
- Altura de sonido
- Entradas
- Acentos
- Forma
- Compás
- Técnica Instrumental
- Proporciones
- Ataques del sonido
Pues bien, el gesto del Director ha de ser capaz tanto de mostrar todos estos elementos a la vez si es necesario, como también puede limitarse a mostrar tan sólo uno o algunos de los mismos. De la combinación de estos elementos anteriormente enumerados el director tiene la facultad de emplear múltiples posibilidades de gestos en función del número de elementos activos y pasivos que lleven implícitos en su gesto. De lo que se trata es de prescindir de los elementos que no sean determinantes y utilizar sólo aquellos que sí lo sean. Pondremos un ejemplo:
- Compás 1 y 2: Aquí lo importante es mostrar cuándo y cómo ha de comenzar el sonido y establecer bien el pulso y el compás.
- Compás 3, 4 y 5: El pulso y el compás ya están establecidos, por lo que ahora seríamos pasivos en cuanto a estos elementos y seríamos activos básicamente en la dinámica con las combinaciones de pianos y fortes súbitos.
- Compás 6: Activo básicamente en cuanto a dinámica (crescendo)
- Compás 7, 8, 9 y 10: Activos básicamente en cuanto a dinámica y cualidad del sonido.
- Compás 11, 12 y 13: Activos en cuanto a nerviosismo rítmico y cualidad del sonido.
- Compás 14 y 15: Activos en cuanto a dinámica, nerviosismo rítmico y cualidad del sonido.
Apréciese cómo a partir del compás tercero, el gesto no es necesario que sea activo en cuanto a pulso y compás; estos se establecieron bien en los primeros dos compases, a partir de los cuales es mejor centrar nuestras informaciones en poner en relieve otros elementos musicales que sí requieran una información específica para la orquesta.
Ha de ser, por tanto, el Director el que calibre lo que es necesario para la orquesta en cada momento de forma que prescindirá de ofrecer cualquier información que sea innecesaria o redundante.
PLANOS DIMENSIONALES
Los elementos musicales anteriormente relacionados no se estructuran en un mismo nivel de aplicación sino que los mismos pertenecen a distintas categorías que se agrupan en cinco Planos Dimensionales Fundamentales:
1. Primer Plano Dimensional: Gestos Motores; son los que inciden sobre el movimiento (Auftakt, Impulso Motor, Proporciones, Pulso y sus alteraciones, Compases, Cortes de Sonido, etc.)
2. Segundo Plano Dimensional: Gestos Sonoros; son los que inciden sobre el sonido (Dinámica, Articulación, Peso Sonoro, Ataques, Timbre, etc.)
3. Tercer Plano Dimensional: Gestos Expresivos; son los que transmiten la intención musical (Fraseo, Carácter, etc.)
4. Cuarto Plano Dimensional: Gestos Energéticos; son los que manifiestan los procesos musicales tensionales compresivos, expansivos y estáticos.
5. Quinto Plano Dimensional: Gestos Espirituales; son los que muestran la esencia íntima de la obra de arte musical
El primer plano dimensional (gestos motores) es el más básico, a pesar de que muchos “grandes directores” deben su fama exclusivamente al mismo, mientras que el quinto plano dimensional es el más perfecto y al que debiera de aspirar todo Director que se precie.
El Director puede dirigir en uno u otro plano en función de las necesidades y posibilidades que la orquesta y la obra en cuestión le permitan. En cualquier caso, el estudiante de dirección deberá ir superando poco a poco, nivel a nivel, y alcanzará su máxima perfección cuando consiga dominar uno a uno los cinco planos descritos.
Más adelante dedicaremos capítulos especiales al estudio de los mismos.
CORTES DE SONIDO
Después de algunos calderones, sonidos de larga duración, a lo largo de la partitura o al final de algunas obras, es necesario realizar un gesto específico para cortar el sonido.
Muchas veces el Director se complica a la hora de cortar el sonido, sin embargo es uno de los gestos más sencillos, muy similar a un Impulso Motor: Preparar y Cortar.
El gesto del corte es parecido al movimiento de Arsis del Impulso Motor, salvo que ha de hacerse sin impulso siendo más bien un simple movimiento de posicionamiento sin aceleración. El corte se produciría sobre el Ictus con un movimiento decidido y veloz en forma de arco o círculo (MOTUS PENDULAR). La dirección del corte puede ser cualquiera (hacia arriba, hacia abajo, hacia la izquierda o hacia la derecha); lo interesante es que las manos queden en una posición adecuada para continuar dirigiendo.
También es posible cortar con un movimiento circular, veloz y decidido; su ejecución es similar a la descrita anteriormente.
Otras veces el corte del sonido y el impulso para el Ictus siguiente ha de ejecutarse con el mismo gesto, de forma que tras hacer el corte tendremos que ejecutar el Auftakt correspondiente.
En cualquier caso, el gesto del corte de sonido ha de poseer las características musicales del sonido que se vaya a cortar. Si cortamos un sonido piano, el corte será realizado con suavidad; si el sonido es fuerte, el corte será enérgico.
Pero en este caso, como en la mayoría, ha de ser la Orquesta la que tenga la voluntad de cortar el sonido. Ésta ha de actuar como en un conjunto de cámara, oyéndose mutuamente y cortando todos a la vez sin que se quede ningún “rabo” (sobre todo en dinámica piano).
El Director se equivoca si cree que es él el que hace las cosas. La batuta “no produce sonido”, él sólo puede solicitar a la orquesta, siendo siempre ésta la que en última instancia ha de reaccionar de forma conjunta en una sola voluntad. Es fundamental que el Director “eduque” a la Orquesta a funcionar en conjunto, evitando iniciativas individuales y potenciando la reacción conjuntada del grupo, tal y como sucede en la música de cámara. La actitud de una orquesta numerosa ha de ser la misma que cuando los músicos tocan un cuarteto: oírse y compenetrarse mutuamente teniendo siempre la concentración dispuesta al máximo para que todo se desarrolle de forma bien coordinada y unificada.
No existen gestos técnicamente exactos del Director sino respuestas precisas y unificadas del conjunto que hace la música: El Director propone y la Orquesta, que ha de actuar en todo momento de forma homogénea y coordinada, dispone.
Por todo esto, recomiendo encarecidamente que el Director trabaje con su orquesta para que ésta adquiera el necesario hábito de tocar unificadamente en conjunto respondiendo siempre coordinadamente en grupo y evitando iniciativas individualistas. Este es uno de los grandes “secretos” de la dirección: conseguir que la orquesta toque siempre de forma activa con iniciativa unificada en una sola voluntad. De hecho, una de las características fundamentales de una gran orquesta es precisamente esta cualidad de reaccionar “todos a una” de forma coordinada y homogénea.
Corte abstracto de Sonido
En determinadas condiciones puede resultar mucho más interesante no mostrar exactamente cuando ha de cortarse un sonido, sino crear las condiciones necesarias para que la orquesta lo haga de motu propio.
Cuando un sonido se prolonga en el tiempo y va diminuendo hasta desaparecer, puede ser apropiado realizar un gesto progresivo hacia abajo y hacia dentro sin mostrar el momento exacto en el que el mismo deja de percibirse, permitiendo que se diluya con el silencio. Los músicos realizarán el diminuendo y dejarán de tocar a la vez cuando el sonido desaparezca, sin necesidad de que el Director haga corte alguno.
Una partitura musical posee miles de informaciones que el músico ha de tener en cuenta cuando toca. Estas informaciones hacen referencia al tempo, a la dinámica, a la articulación, al carácter, etc.
Una de las obsesiones de los directores noveles es querer marcarlo todo en todo momento; cuando un director va ganando en experiencia reduce considerablemente sus indicaciones: “El máximo resultado con el mínimo esfuerzo”. Decía el Maestro Austriaco Herbert von Karajan que una de las virtudes más importantes de un Director de Orquesta es saber cuando no dirigir y dejar que la orquesta haga música libremente.
Los directores que pretenden dirigirlo todo a la vez convierten su ejercicio en algo frenético y neurótico y lo único que consiguen es molestar a la orquesta, al tiempo que sus interpretaciones son artificiales, mecánicas y aburridas.
El Director experimentado sabe cuál es verdaderamente la información que necesita la orquesta en cada momento para funcionar convenientemente, y cuándo ésta precisa libertad para hacer la música que se encuentra contenida entre las notas. De esta forma, el Maestro ofrecerá sólo las informaciones necesarias, en unos casos referidas al tempo, en otros a la dinámica o a la articulación o al color del sonido, en ocasiones a la instrumentación o a la melodía o al fraseo, etc.
Tomemos en consideración el siguiente ejemplo extraído del segundo Movimiento del Concierto para Flauta y Arpa de Mozart:
Las únicas indicaciones que debería ofrecer el Director podrían ser las siguientes:
- Compás 1: Auftakt Deus para comenzar el sonido mostrando con el gesto, no tanto el momento exacto, sino el sonido que deseamos de las cuerdas.
- Compás 2: Insinuación del Sonido que produce el forte del segundo compás y la perfecta resolución de las semicorcheas de Violín I y Violas.
- Compás 3: Mostrar sólo el momento exacto donde han de empezar las semicorcheas los Violines I y II, dejando que sean ellos mismos los que a modo de grupo de cámara ejecuten todas las semicorcheas en piano, sueltas, con muy poco peso y desvaneciéndose a medida que transcurre el compás.
- Compás 4: Mostrar cuando y cómo han de producir el sonido los instrumentos que intervienen, y cuadrar las fusas de Violines I y II.
- Compás 5: Mostrar la cualidad y el carácter del sonido y frase musicales que comienza, ofreciendo también un gesto claro a los Violoncelos y Contrabajos que entran en la segunda parte.
- Compases 5, 6 y 7: Mostrar la cualidad del sonido y del fraseo melódico-armónico, dejando libremente la expresión a la orquesta.
- Compás 8: Mostrar el piano súbito de la tercera parte del compás proponiendo a las cuerdas unos arcos que posibiliten el efecto sonoro deseado.
- Compás 9: Dejar tocar haciendo música.
- Compás 10: mostrar cuándo y cómo comienzan los grupos de semicorcheas.
- Compás 11: Dejar tocar haciendo música.
- Compás 12: mostrar la cualidad del sonido del forte súbito y las entradas de violas, violoncelos y contrabajos.
Esto y nada más; no hace falta marcar todos los compases, ni todas las entradas..., sólo con lo indicado anteriormente es suficiente. Además, cuando el pulso y el compás están establecidos de manera conveniente tampoco hace falta dirigirlos, sino más bien sería acertado mostrar los elementos musicales importantes contenidos alrededor del mismo pero en otro plano dimensional.
Estas indicaciones que ofrecemos a la orquesta pueden tener una u otra respuesta de la misma dependiendo de múltiples factores: características de la orquesta, número de músicos, técnicas instrumentales, acústica de la sala, etc. En este sentido, nuestros gestos no pueden establecerse de una forma automática sin tener en consideración estos factores: el proceso de hacer música con una orquesta es una actividad recíproca en base a una relación de causa-efecto. El Director ofrece una información y dependiendo de cómo esa información es transformada por la orquesta debemos ofrecer las indicaciones siguientes. Es como un partido de tenis: el jugador A (Director) lanza la pelota al jugador B (Orquesta), en función de cómo éste le devuelva la pelota, el jugador A actuará en consecuencia lanzando un nuevo golpe, y así sucesivamente.
El Director que dirija con gestos predeterminados sin tener en cuenta todas estas circunstancias no estará haciendo música, sino tan sólo demostrando una absoluta ignorancia. Es por esto que nuestras bandas de música, y algunas de nuestras orquestas, tienen al frente como Directores a músicos avispados cuya única virtud es su temeridad y cuya cualidad principal está sólo en marcar los compases de una manera más o menos afortunada. Marcar compases está en la mano de cualquiera; hacer música sólo en mano de muy pocos.
GESTOS ACTIVOS Y PASIVOS
Los gestos que hace el Director no siempre han de ser activos en todo el sentido musical, sino que pueden ser activos en uno o varios elementos y pasivos en otros; intentaré explicarme:
Un gesto puede ser activo en cuanto a pulso, es decir, que muestra a la orquesta una información precisa sobre este elemento musical, pero este mismo gesto puede ser pasivo por ejemplo en cuanto a la dinámica o a la articulación. Otro gesto puede ser activo en cuanto a la articulación pero pasivo en cuanto al pulso, etc.
Desde la perspectiva del pulso, un gesto es Activo cuando define el ICTUS; de esta forma serán activos los Impulsos Motores del tipo MOTUS PERPETUUS, MOTUS PENDULAR, MOTUS IACTUM y MOTUS CREMATUM. Asimismo, un gesto será Pasivo cuando no define el ICTUS y se realiza con movimientos pequeños, inexpresivos y muy circunstanciales.
Los Gestos Pasivos no invitan a la orquesta a tocar ya que carecen de Definición del ICTUS y son muy apropiados para mostrar algunos silencios y también en la Técnica y Auftakts InterIctus que estudiaremos más adelante.
En el siguiente ejemplo musical realizaremos Gestos Activos para Definir los Ictus de la Primera y Cuarta Parte donde se encuentran las negras, mientras que en la Segunda y Tercera Parte realizaríamos Gestos Pasivos muy circunstanciales, es decir, pequeños movimientos inexpresivos a velocidad uniforme sin Acelerar si Decelerar que no definen punto alguno:
Las líneas y Curva de COLOR ROJO indican que hay que acelerar. Las líneas y curvas de COLOR AZUL indican que hay que decelerar. Las líneas y curvas discontinuas de COLOR NEGRO indican que hay que hacer movimiento uniforme pequeño y circunstancial sin acelerar ni decelerar (MOTUS PERPETUUS).
Seguidamente relacionaré algunos de los elementos fundamentales musicales a los que puede hacer referencia el gesto del Director; pues bien, cada gesto del director no ha de llevar implícito todos y cada uno de estos elementos a la vez, sino que el director discriminará aquellos que no son necesarios o imprescindibles para la orquesta, con objeto de poner en relieve aquellos otros que sí pueden serlo.
ELEMENTOS FUNDAMENTALES MUSICALES QUE PUEDE INDICAR EL DIRECTOR
- Sonido
- Pulso
- Alteraciones del tempo
- Dinámica
- Articulación
- Instrumentación
- Cualidad del Sonido
- Fraseo
- Peso Sonoro
- Volumen
- Carácter
- Tensión
- Interrupción del Sonido
- Prolongación del Sonido
- Ritmo
- Melodía
- Tipos de Ataques
- Altura de sonido
- Entradas
- Acentos
- Forma
- Compás
- Técnica Instrumental
- Proporciones
- Ataques del sonido
Pues bien, el gesto del Director ha de ser capaz tanto de mostrar todos estos elementos a la vez si es necesario, como también puede limitarse a mostrar tan sólo uno o algunos de los mismos. De la combinación de estos elementos anteriormente enumerados el director tiene la facultad de emplear múltiples posibilidades de gestos en función del número de elementos activos y pasivos que lleven implícitos en su gesto. De lo que se trata es de prescindir de los elementos que no sean determinantes y utilizar sólo aquellos que sí lo sean. Pondremos un ejemplo:
- Compás 1 y 2: Aquí lo importante es mostrar cuándo y cómo ha de comenzar el sonido y establecer bien el pulso y el compás.
- Compás 3, 4 y 5: El pulso y el compás ya están establecidos, por lo que ahora seríamos pasivos en cuanto a estos elementos y seríamos activos básicamente en la dinámica con las combinaciones de pianos y fortes súbitos.
- Compás 6: Activo básicamente en cuanto a dinámica (crescendo)
- Compás 7, 8, 9 y 10: Activos básicamente en cuanto a dinámica y cualidad del sonido.
- Compás 11, 12 y 13: Activos en cuanto a nerviosismo rítmico y cualidad del sonido.
- Compás 14 y 15: Activos en cuanto a dinámica, nerviosismo rítmico y cualidad del sonido.
Apréciese cómo a partir del compás tercero, el gesto no es necesario que sea activo en cuanto a pulso y compás; estos se establecieron bien en los primeros dos compases, a partir de los cuales es mejor centrar nuestras informaciones en poner en relieve otros elementos musicales que sí requieran una información específica para la orquesta.
Ha de ser, por tanto, el Director el que calibre lo que es necesario para la orquesta en cada momento de forma que prescindirá de ofrecer cualquier información que sea innecesaria o redundante.
PLANOS DIMENSIONALES
Los elementos musicales anteriormente relacionados no se estructuran en un mismo nivel de aplicación sino que los mismos pertenecen a distintas categorías que se agrupan en cinco Planos Dimensionales Fundamentales:
1. Primer Plano Dimensional: Gestos Motores; son los que inciden sobre el movimiento (Auftakt, Impulso Motor, Proporciones, Pulso y sus alteraciones, Compases, Cortes de Sonido, etc.)
2. Segundo Plano Dimensional: Gestos Sonoros; son los que inciden sobre el sonido (Dinámica, Articulación, Peso Sonoro, Ataques, Timbre, etc.)
3. Tercer Plano Dimensional: Gestos Expresivos; son los que transmiten la intención musical (Fraseo, Carácter, etc.)
4. Cuarto Plano Dimensional: Gestos Energéticos; son los que manifiestan los procesos musicales tensionales compresivos, expansivos y estáticos.
5. Quinto Plano Dimensional: Gestos Espirituales; son los que muestran la esencia íntima de la obra de arte musical
El primer plano dimensional (gestos motores) es el más básico, a pesar de que muchos “grandes directores” deben su fama exclusivamente al mismo, mientras que el quinto plano dimensional es el más perfecto y al que debiera de aspirar todo Director que se precie.
El Director puede dirigir en uno u otro plano en función de las necesidades y posibilidades que la orquesta y la obra en cuestión le permitan. En cualquier caso, el estudiante de dirección deberá ir superando poco a poco, nivel a nivel, y alcanzará su máxima perfección cuando consiga dominar uno a uno los cinco planos descritos.
Más adelante dedicaremos capítulos especiales al estudio de los mismos.
CORTES DE SONIDO
Después de algunos calderones, sonidos de larga duración, a lo largo de la partitura o al final de algunas obras, es necesario realizar un gesto específico para cortar el sonido.
Muchas veces el Director se complica a la hora de cortar el sonido, sin embargo es uno de los gestos más sencillos, muy similar a un Impulso Motor: Preparar y Cortar.
El gesto del corte es parecido al movimiento de Arsis del Impulso Motor, salvo que ha de hacerse sin impulso siendo más bien un simple movimiento de posicionamiento sin aceleración. El corte se produciría sobre el Ictus con un movimiento decidido y veloz en forma de arco o círculo (MOTUS PENDULAR). La dirección del corte puede ser cualquiera (hacia arriba, hacia abajo, hacia la izquierda o hacia la derecha); lo interesante es que las manos queden en una posición adecuada para continuar dirigiendo.
También es posible cortar con un movimiento circular, veloz y decidido; su ejecución es similar a la descrita anteriormente.
Otras veces el corte del sonido y el impulso para el Ictus siguiente ha de ejecutarse con el mismo gesto, de forma que tras hacer el corte tendremos que ejecutar el Auftakt correspondiente.
En cualquier caso, el gesto del corte de sonido ha de poseer las características musicales del sonido que se vaya a cortar. Si cortamos un sonido piano, el corte será realizado con suavidad; si el sonido es fuerte, el corte será enérgico.
Pero en este caso, como en la mayoría, ha de ser la Orquesta la que tenga la voluntad de cortar el sonido. Ésta ha de actuar como en un conjunto de cámara, oyéndose mutuamente y cortando todos a la vez sin que se quede ningún “rabo” (sobre todo en dinámica piano).
El Director se equivoca si cree que es él el que hace las cosas. La batuta “no produce sonido”, él sólo puede solicitar a la orquesta, siendo siempre ésta la que en última instancia ha de reaccionar de forma conjunta en una sola voluntad. Es fundamental que el Director “eduque” a la Orquesta a funcionar en conjunto, evitando iniciativas individuales y potenciando la reacción conjuntada del grupo, tal y como sucede en la música de cámara. La actitud de una orquesta numerosa ha de ser la misma que cuando los músicos tocan un cuarteto: oírse y compenetrarse mutuamente teniendo siempre la concentración dispuesta al máximo para que todo se desarrolle de forma bien coordinada y unificada.
No existen gestos técnicamente exactos del Director sino respuestas precisas y unificadas del conjunto que hace la música: El Director propone y la Orquesta, que ha de actuar en todo momento de forma homogénea y coordinada, dispone.
Por todo esto, recomiendo encarecidamente que el Director trabaje con su orquesta para que ésta adquiera el necesario hábito de tocar unificadamente en conjunto respondiendo siempre coordinadamente en grupo y evitando iniciativas individualistas. Este es uno de los grandes “secretos” de la dirección: conseguir que la orquesta toque siempre de forma activa con iniciativa unificada en una sola voluntad. De hecho, una de las características fundamentales de una gran orquesta es precisamente esta cualidad de reaccionar “todos a una” de forma coordinada y homogénea.
Corte abstracto de Sonido
En determinadas condiciones puede resultar mucho más interesante no mostrar exactamente cuando ha de cortarse un sonido, sino crear las condiciones necesarias para que la orquesta lo haga de motu propio.
Cuando un sonido se prolonga en el tiempo y va diminuendo hasta desaparecer, puede ser apropiado realizar un gesto progresivo hacia abajo y hacia dentro sin mostrar el momento exacto en el que el mismo deja de percibirse, permitiendo que se diluya con el silencio. Los músicos realizarán el diminuendo y dejarán de tocar a la vez cuando el sonido desaparezca, sin necesidad de que el Director haga corte alguno.
Ejemplo: Sinfonía nº 2 de Brahms, tercer movimiento: